En este capitula cuenta la parte donde Hugo se encuentra engranando los veintisiete relojes mientras observaba como el juguetero miraba su pequeño cuaderno. Hugo tenia muchas ganas de ir a quitárselo pero no se marcharía hasta engranar todos los relojes. Apenas termino salio para reclamar su cuaderno pero el juguetero le advierto que si lo volvía a hacer lo llevaría el mismo donde el inspector y lo iba a encerrar el mismo, por lo que también describió que la gente que se encontraba en el calabazo eran mujeres, hombre y hasta niños de su misma edad que tenia los ojos irritados de tanto llorar y apenas se los llevaban no los volvían a ver nunca mas.
En eso el juguetero observo uno de los reloj y salio como mucha prisa en eso Hugo lo siguió por la estación hasta las afueras de parís aunque no tuviera el abrigo adecuado para salir aun así lo hizo siguiéndole el paso al juguetero que por obvia razón le había dicho que lo iba a quemar apenas llegara a su casa y Hugo desesperado le decía que no tenia derecho a quemar el pequeño cuaderno, que se lo devolviera. Mientras Hugo seguía al vieja juguetero por las calles de parís terminando entrando á un cementerio ese día el clima era nevado y por obvias razones Hugo se estaba muriendo del frió.
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